El consumo cada vez mayor de complementos alimenticios conteniendo probióticos es una clara evidencia del interés de los consumidores por un ingrediente con un impacto directo sobre la salud intestinal y también sobre la salud general del organismo.
Actualmente, no cabe duda de que un intestino sano es motivo de una salud general mejor de la persona y, que los impactos negativos que recibe el intestino y también la microbiota que habita en equilibrio en este órgano, tienen repercusión sobre otros órganos y sistemas corporales. No en vano, cada vez se estudia más como afrontar determinadas enfermedades o disfunciones orgánicas a través del manejo del microbioma intestinal.
En el mercado existe una amplia oferta de productos conteniendo probióticos, ya sean individuales como en mezclas con diferentes especies y cepas, e incluso los llamados probióticos tindalizados que son bacterias muertas. Muchos de estos productos ofrecen cantidades de probióticos que suenan a astronómicas, y en las que las cifras de consumo van de unos cuantos miles de millones de bacterias a centenares de miles de millones. Esto hace que el consumidor piense que cuando se habla de probióticos “cuanto más mejor”, pero ¿es correcta esta afirmación?
Los tres parámetros básicos que hay que tener en cuenta cuando se quiere consumir probióticos son: estabilidad, supervivencia y actividad.
La estabilidad nos asegura poder ofrecer una concentración constante de bacterias durante un tiempo determinado, sin que su número disminuya paulatinamente a lo largo de la caducidad asignada. Sin embargo, aunque un probiótico se consuma lo más rápido posible después de su elaboración para evitar la pérdida de bacterias viables, la supervivencia y la actividad son los dos factores que pasan a ser importantes en cualquier formulación probiótica, ya que estos son la clave para asegurar la eficacia del producto, así como para justificar la cantidad de probióticos suministrada en la formulación.
Solchem Nature comercializa desde 2006 su ingrediente Megaflora y, prácticamente desde el inicio hasta la actualidad seguimos recibiendo el mismo comentario: “la cantidad de bacterias por gramo que ofrece Megaflora es mucho menor que la de otros probióticos del mercado”.
Supervivencia y actividad de los probióticos de Megaflora
La supervivencia y actividad de Megaflora se ha estudiado mediante un modelo in vitro de supervivencia gastrointestinal que replica los cambios de pH, enzimas y concentración de sales biliares que experimentarían los probióticos en una situación real. En este modelo se controla la supervivencia de la mezcla probiótica de Megaflora a lo largo de 360 minutos, es decir, tiempo que pasa desde la ingesta de Megaflora hasta la llegada al intestino delgado. Así mismo, se controla también la actividad productora de ácido láctico después de pasar por dicho sistema, lo que da resultados más cercanos a la realidad cuando se consume Megaflora.
El resultado demuestra que después de 360 minutos de la ingesta, la pérdida de bacterias no llega a 1 logaritmo (x101), lo que significa que más del 90% del total de las bacterias de Megaflora llega en forma de bacterias vivas después de transitar por el estómago y duodeno.
Actualmente, Megaflora garantiza más de 2 mil millones por gramo (2,0 x 109/g), por lo que una supervivencia de más del 90% significa que como mínimo 1,8 x 109 bacterias/g llegan vivas al intestino. Como se ha indicado anteriormente, la pérdida no supone ni un logaritmo (log) del total de bacterias en el producto.
Que un probiótico llegue vivo al intestino tampoco es garantía de eficacia, ya que si no es capaz de realizar su actividad metabólica, no sirve de nada. En otra palabras el probiótico tiene que ser viable metabólicamente hablando. En el caso de las bacterias ácido-lácticas esta actividad se calcula en función del volumen de ácido láctico que son capaces de producir.
El estudio de actividad de Megaflora en el simulador del proceso GI demuestra que después de 250 minutos las cepas producen más de 40 ml de ácido láctico por gramo de Megaflora. Por ejemplo, el Bacillus coagulans (= Lactobacillus sporogenes), considerado como uno de los mejores productores de ácido láctico, produce 12 ml de ácido láctico/g en óptimas condiciones.
Si bien estos resultados son muy buenos, si no se pueden comparar con los resultados de otros probióticos en la misma situación no se puede apreciar el verdadero valor de ellos.
Estudio de supervivencia y actividad de probióticos en cápsulas
Recientemente, se ha publicado un artículo sobre la evaluación de la supervivencia y eficacia de 5 productos diferentes conteniendo diferentes probióticos suministrados en cápsulas (Factors determining effective probiotic activity: evaluation of survival and antibacterial activity of selected probiotic products using an “in vitro” study. Nutrients. 2022 ).
Esta investigación se basa en la simulación del impacto del pH y las sales biliares sobre diferentes productos del mercado comercializados en cápsula para imitar la situación real cuando las cápsulas entran en contacto con el estómago y el duodeno. Uno de los productos contiene probióticos en cápsula gastroresistente y los otros cuatro contienen uno o más probióticos en una cápsula standard normal.
El resultado de someter estas cápsulas a un ambiente ácido como el del estómago (pH = 2), es que mientras el recuento de probióticos vivos en las cápsulas gastroresistentes del producto A pierde 1 logaritmo, los productos elaborados con cápsulas regulares experimentaron una gran pérdida de bacterias vivas, que en algún caso supuso una disminución de 3 logaritmos (103).
En otros términos, si tenemos en cuenta que el Producto B contenía 1×109 L. plantarum por cápsula (1.000.000.000), la reducción de 3 logaritmos, de 109 a 106 (1.000.000), supuso una pérdida del 99,9% de bacterias y lo mismo sucedió con el producto C que tenía una mezcla de 7 cepas probióticas, pasando de 200.000.000 de probióticos por cápsula a algo más de 200.000 bacterias vivas después de ser sometidas a un pH ácido.
Los resultados de la exposición a las sales biliares demostraron que todas las cápsulas, incluidas las gastroresistentes, perdieron como mínimo un logaritmo en el número de bacterias vivas.
Conclusión
Los resultados de este estudio refuerzan aún más los resultados del test de supervivencia y actividad de Megaflora, ya que gracias a que las cepas están protegidas por la matriz ProbioAct, que contiene una mezcla de fibras prebióticas, minerales y proteína hidrolizada, no necesita el empleo de cápsulas gastroresistentes, ni procesos de microencapsulación que protejan las bacterias.
Las cepas probióticas de Megaflora se activan tras 1 minuto de contacto con el agua, por lo que desde ese minuto las bacterias están en disposición de realizar su actividad metabólica productora de ácido láctico.
Con una experiencia de más de 17 años en el mercado, Megaflora es una de las mejores combinaciones de probióticos recomendadas para mantener un equilibrio intestinal correcto. No son sólo palabras, sino hechos.
El tiempo y la investigación nos ha dado la razón: en cuestión de probióticos no siempre más es mejor.